Los fármacos forman, cada vez más, parte de nuestro día a día. Patologías como la hipertensión, la diabetes, el colesterol elevado etc. son prácticamente epidémicas entre los de mayor edad por lo que no es infrecuente encontrar el uso de polimediación.
Es complicado poner orden entre tantas pastillas, por eso es de gran ayuda el uso cajitas diseñadas para ir dispensando los fármacos según el día y la hora que les corresponda. Pero también entre los jóvenes es habitual aplacar cualquer tipo de síntoma con el uso de mediación. Y aunque todavía sea algo tabú, es cierto que una fuente de elevado consumo de fármacos en nuestra sociedad proviene de trastornos como la ansiedad, el insomnio o el síndrome depresivo.

Ante esta situación es cada vez más imperativo fomentar una vida saludable. El ejercicio, la dieta, las horas de sueño han sido focalizados como facotres sobre los que incidir para obtener salud. Pero además no hay que olvidar la importancia del equlibrio emocional para ahuyentar aquel mal tan común que denominamos estrés. El objetivo consiste en disminuir nuestra necesidad de recurrir a la medicación.
Volviendo a la farmacología cabe señalar que no ha sido sino una revolución beneficiosa para la salud. Quizá el paridigma fuera el descubrimiento de la penicilina por el Dr. Fleming, que apareció como una cura milagrosa para las infecciones pudiendo incluso llegar a salvar vidas. El poder de las moléculas de influir sobre el funciomaneto de nuestro organismo pone de manifesto que éste se basa en reacciones químicas. El término inglés “drug” para referirse a los fármacos quizá nos recuerde mejor que no dejan de tratarse de “drogas”; que aunque siendo beneficiosas para cumplir su objetivo a favor de la salud no están exentas de provocar otros posibles efectos indeseables.
Constantemente estamos recibiendo información visual y esto implica un elevado metabolismo a nivel ocular. Por ello, el ojo se muestra como un órgano especialmente susceptible de padecer esos posibles efectos adversos causados por el hecho de ingerir cualquier tipo fármaco. La necesidad de renovar la película lagrimal con cada parpadeo convierte a este sistema tan importante para la buena lubricación de la superfície ocular como una de las “dianas” de los efectos colaterales de la farmacología.
Este último apartado es poco conocido y por ello nuestro deseo de dilucidar qué fármacos hemos de considerar de forma especial ante la aparición de síntomas de sequedad ocular. Debido a la dificultad de asociar con seguridad un fármaco con sus posibles efectos adveros se ha establecido una clasificación en orden a dicho nivel certidumbre. De mayor a menor grado de evidencia: comprovados, probables o posibles.
El síndrome de ojo seco tiene un amplio espectro de síntomas. Veamos cómo algunos de ellos pueden estar causados por fármacos:
Medicamentos populares que alteran la visión
Ibuprofeno
Comprobados: Queratoconjuntivitis sicca, conjuntivitis, fotofobia.
Sintrom
Comprobados: Conjuntivitis.
Probables: Lagrimeo.
Metformina
Eventuales.
Insulina
Comprobados: Conjuntivitis.
Doxiciclina
Comprobados: Intolerancia a la lentes de contacto, empeoramiento de queratitis sicca y ojo seco.
Fármacos que afectan a la vista con evidencia científica contrastada
Alergia ocular
Diuréticos
Benzodiacepinas
Antibióticos
Antinflamatorios
Ankiloblefaron
Fluorouracilo
Blefaritis
Aciclovir
Cloruro de benzalkonio
Brimonidina
Dorzolamida
Metotrexato
Mitomicina
Blefaroconjuntivits
Carbamacepina
Barbitúricos
Conjuntivitis
Aspirina
Enalapril
Ibuprofeno
Ojo seco
Aspirina
Atropina
Bótox®
Ansiolíticos: Diazepam, Bromacepam
Antidepresivos: Imipramina, Amitriptilina
Antipsicóticos: Clorpromacina, Haloperidol, Flumetacina
Cloroquina e hidroxicloroquina
Finasterida
Isotretinoína
Leuprorelina
Ciclofosfamida
Ibuprofeno
Propranolol
Ipatropio
Antihistamínicos: Clorfenamina, Bromfeniramina…
Antineoplásicos: Cetuximab, Erlotinib, Gefitinib, Panitumumab…
Antiparkinsonianos: Levodopa, Biperideno
Antihipertensivos artreriales: Espironolactona, Metildopa, Amilorida, Clortalidona, Furosemida.
Antiestrogenos: Tamoxifeno.
Lagrimeo
Alcohol
Colinérgicos: Acetilcolina, Pilocarpina, Piridostigmina
Queratitis
Aciclovir
Amioradona
Aspirina
Antibióticos: Quinolonas, Tetraciclinas, Cloramfenicol, Gentamicina
Antineoplásicos
B-bloqueantes
Bótox®
Epinefrina (local)
Metotrexato
Mitomicina
Prednisolona
Atrofia de las glándulas de Meibomio
Antineoplásicos
Metaplasia escamosa
B-bloq: Timolol, Levobunolol, Betaxolol
Síndrome de Stevens Johnson
Benzodiacepinas
Medicamentos oftalmológicos que afectan a los ojos y tienen efectos secundarios
Betabloqueantes
Comprovados: Queratitis punteada superficial, sensación de quemazón ocular, fotofobia, dolor ocular, disminución de células caliciformes conjuntivales, metaplasia escamosa conjuntival, simblefaron, obstrucción vía lagrimal y epífora.
Prostaglandinas
Comprobados: Visión borrosa, escozor, quemazón, picor, sensación de cuerpo extraño, dolor ocular, fotofobia, queratitis punteada superficial, lagrimeo.
Brimonidina (Alphagan®)
Comprobados: Visión borrosa, conjuntivitis alérgica, dolor ocular, picor, sensación de cuerpo extraño, queratitis punteada superficial, fotofobia, epífora.
Inhibidores anhidrasa carbónica
Comprobados: Visión borrosa, quemazón, escozor, sensación de cuerpo extraño, picor, conjuntivitis alérgica, fotofobia, queratitis punteada superficial, erosiones corneales.
Pilocarpina
Comprobados: Conjuntivitis alérgica, queratitis punteada superficial.
Probables: Displasia conjuntival, estenosis vía lagrimal.
Diclofenaco
Comprobados: Quemazón, escozor, lagrimeo, conjuntivits alérgica, queratitis punteada superficial.
Probables: Síndrome de ojo seco.
Olopatadina (Opatanol®)
Comprobados: Sensación de cuerpo extraño, intolerancia a la lentes de contacto.

