El retraso escolar debido a dificultad en la lectura es uno de los problemas más acuciantes a los que deben enfrentarse profesores, padres y alumnos. En ocasiones se tratará de un verdadero trastorno neurológico, una Dislexia, pero en muchos otros casos, será simplemente un retraso en la maduración del aprendizaje lector. Diferenciar estas dos situaciones es fundamental para conseguir una mejora en los resultados.

En este artículo veremos la importancia del sistema visual, tanto para su diagnóstico, como para los programas de tratamiento propuestos actualmente. Os presentamos dos videos donde se muestra la técnica del EyeTracker para el diagnóstico y el tratamiento.

Qué es la Dislexia

La Dislexia la definimos como una dificultad o retraso en el aprendizaje de la lectura aunque otras actividades intelectuales evolucionen dentro de la normalidad. Son niños con un rendimiento escolar casi normal pero con un nivel de lectura muy inferior al que corresponde a su edad o capacidad intelectual y que no está justificado por problemas sensoriales, neurológicos o de desarrollo emocional.

dislexia

Se calcula que entre el 5 y el 17 % de la población puede estar afectada con esta patología. Hay que diferenciar entre la dislexia que se presenta en edades tempranas de la vida, Dislexia evolutiva o del desarrollo, con un marcado carácter hereditario y las dislexias que aparece como consecuencia de una lesión cerebral en el transcurso de la vida, Dislexia adquirida.

El origen de la Dislexia es multifactorial, debido a la presencia de múltiples factores neuroevolutivos implicados en el aprendizaje de la lectura, desde trastornos fonológicos, que dificultarían el paso del código verbal-visual al código verbal-auditivo (generalmente como consecuencia de una alteración de la memoria a corto plazo), hasta trastornos de la visión y la motilidad ocular que dificultan la correcta exploración secuencial de los grafemas. Cada vez se da más importancia a este punto relacionado con la visión, la discriminación de las palabras y su organización en la oración son fundamentales en la lectura, tal como se muestra en el esquema:

Modelo de Patterson, Marshall y Coltheart para la lectura

Modelo de Patterson, Marshall y Coltheart para la lectura

Este aspecto multifactorial de la dislexia determina que los niños que la padecen, además de problemas en la lectura, también tengan problemas que suelen afectar al lenguaje hablado y a la memoria verbal, les cuesta repetir y recordar palabras nuevas pese a no tener ninguna dificultad para comprender su significado y en otros casos, se asocian problemas auditivos o de coordinación motora (trazar una linea recta) o trastornos visuales, como confundir formas de letras o dificultad en el seguimiento de las palabras de una frase.

Dislexia y el retraso en el aprendizaje de la lectura

Dado el carácter genético y hereditario de la enfermedad, se ha intentado buscar marcadores biológicos o genéticos que pudieran detectar la presencia de dislexia en estadios iniciales de la vida, fundamental para tomar las medidas necesarias para un mejor desarrollo de estos niños pero, la realidad es que todavía no hay un test específico que lo ponga de manifiesto. Para un primer despistaje debemos indagar en los antecedentes familiares, cuando alguno de los padres padece dislexia, la probabilidad de que aparezca en alguno de los hijos, es de un 25 a un 50%. Otro signo claro es la aversión a la lectura, esa dificultad en la comprensión lectora hace que rechacen cualquier actividad que suponga leer. Actualmente se realizan test de lectura específicos, pruebas de destreza cognitiva y estudio selectivo de la visión (vías parvo y magnocelular que comentaremos más adelante).

Recordemos que el proceso de aprendizaje de la lectura se da entre los 3 y los 7 años, Primero se inicia un proceso de reconocimiento de la forma de las letras, de las palabras, involucrando al hemisferio derecho y sus regiones posteriores, lo cual indica la importancia de los mecanismos visuales en esta fase del aprendizaje. A medida que avanza el desarrollo del niño, la lectura se irá polarizando en el hemisferio izquierdo, donde se encuentran los centros del lenguaje, aprenden la correspondencia entre sonidos y letras. Fruto de estos conocimientos parece que hay un consenso a la hora de enseñar a leer y a escribir a los niños, se combina la atención a las palabras pronunciadas y la correspondencia directa entre las letras y sus sonidos (método de lectura y deletreo).

El proceso de aprendizaje de la lectura puede variar mucho de un niño a otro, de forma que en algunos casos habrá una habilidad lectora que no se corresponderá con la edad o el nivel medio de los otros niños, se tratará de un simple retraso en la maduración cerebral, por ello es muy importante saber distinguir estos casos donde la dificultad de la lectura obedece simplemente a un retraso de maduración, sin lesiones cerebrales, de aquellos niños que si presentan alteraciones cerebrales y se trata de verdaderas dislexias.

Dificultades en la lectura pueden aparecer en situaciones que nada tienen que ver con una verdadera dislexia, como es el caso de niños con déficits atencionales, que simplemente confunden palabras o partes de ellas por no prestar la atención necesaria para una lectura correcta, Otras veces hay problemas sociales y emocionales transitorios, como la separación de los padres, que ocasiona un estado de “bloqueo” que dificulta cualquier proceso de aprendizaje, incluido el de lectoescritura. En estos casos no hay trastornos neurológicos y aunque será igualmente necesario ayudar a estos niños, el enfoque terapéutico es muy diferente. Se plantea un tratamiento socio-emocional o programas de lectura específicos y no exigiendo más de lo que pueden rendir en cada caso

Otra de las situaciones en que vemos niños con déficit en la lectura es la que se debe a una mala visión. El simple hecho de no utilizar la corrección óptica que le corresponde o no utilizar las gafas, hace que estos niños no vean bien y la lectura se hace más lenta y con mayor índice de errores. De la misma forma, niños con una visión deficitaria de un ojo, ambliopes (ojo vago), o con estrabismos o, simplemente una dominancia ocular inestable. Estos niños tienen problemas en el reconocimiento de las palabras o al seguir el orden de estas en la oración, evidenciando una lectura más lenta y con errores en la identificación de las palabras. Más adelante insistiremos en el tema de la visión y el papel que juegan oftalmólogos y optometristas en su detección y tratamiento.

En todos esto casos, los niños tienen un déficit lector que nada tiene que ver con los trastornos cerebrales que aparecen en la dislexia y, evidentemente, deben ser tratados pero, con una terapia específica según cada caso.

Qué pasa en el cerebro de los disléxicos

Norman Gershwin en Boston fue uno de los primeros investigadores que se interesó por ver los cambios que aparecían en el cerebro de los pacientes disléxicos. Comprobó que la región temporal izquierda del cerebro en estos pacientes, aparecía con el mismo tamaño o incluso inferior respecto a la región temporal derecha, cuando lo normal es que la región izquierda fuera de mayor tamaño, ya que es aquí donde se localizan los centros del lenguaje, especialmente del habla y la lectura. Al Galaburda prosiguió los estudios de Gershwind y descubrió que en el cerebro de los disléxicos había grupos de células que habían migrado desde otras regiones hacia las capas superiores del cortex, especialmente en regiones temporales mediales, donde se encuentran los centros del lenguaje y el procesamiento del habla, formando pequeñas cicatrices que alteraban su funcionamiento.

Las investigaciones más recientes con neuroimágenes ponen de manifiesto que la capa de sustancia blanca que está debajo de la superficie cerebral, es más delgada en las zonas donde se encuentran los centros de lectura en los pacientes disléxicos, indicando el déficit funcional de estas regiones.

Con neuroimagenes también se ha visto que los disléxicos presentan una menor activación en los centros principales de la lectura en el hemisferio izquierdo, un hecho que se da en todos los pacientes disléxicos, independientemente de la lengua que hablen. Las zonas con menor activación correspondían a las que se encargan de procesar la forma de las palabras y la forma del sonido, hecho que explica el deterioro fonológico de estos pacientes.

La investigadora Guinevere Eden observó que los pacientes disléxicos, además de las alteraciones de los centros del lenguaje en el hemisferio izquierdo, se asociaban alteraciones en la activación de las áreas visumotoras, con fuerte componente espacial, como la región parietal posterior de ambos hemisferios, indicando que estos pacientes tienen asociados trastornos de orientación y de motricidad, suelen ser algo más torpes en los deportes y les cuesta más el aprendizaje por imitación. También observo que se producía una activación diferente de las regiones prefrontales, especificas en la toma de decisiones y en la resolución de problemas, coincidiendo en niños con dislexia y con déficits atencionales (TDAH), una asociación que hoy sabemos ronda el 40% de los casos, lo cual indica nuevamente el carácter multifactorial de estos pacientes.

La implicación de la visión en la dislexia también se pone de manifiesto con los estudios de neuroanatomía. Livingstone en1991, puso de manifiesto que las capas magnocelulares del núcleo geniculado lateral son más delgadas en los disléxicos respecto a los sujetos normales, mientras que las capas de la vía parvoclelular eran iguales en ambos grupos de población. Estos hallazgos han sido corroborados posteriormente por otros investigadores, confirmando la implicación de la vía visual dinámica en estadios tempranos de la enfermedad, lo cual apoya el papel del estudio de la visión en el diagnostico precoz de la dislexia así como su importancia para el tratamiento.

Cómo se evalúa la Dislexia: Clasificación de la Dislexia

Como la dislexia puede estar acompañada de otros trastornos, una de las formas más utilizadas para su estudio es mediante modelos, algoritmos de pregunta y respuesta, que nos permiten ir clasificando el tipo de alteración que padece cada paciente. El primer algoritmo que se propuso fue el de James Hinshelwood (1900), en el que se identifican tres tipos diferentes de trastornos de lectura:

  1. Incapacidad para nombrar las letras (ceguera para las letras).
  2. Incapacidad para leer palabras (ceguera para las palabras).
  3. Incapacidad para leer oraciones (ceguera para las oraciones).

Estos hallazgos pusieron de manifiesto que la lectura esta compuesta por habilidades independientes y que a cada una le corresponde una base anatómica diferente. De aquí se han propuesto nuevos algoritmos para clasificar las dislexias, como el propuesto por Colthear (1981), que las clasifica de la siguiente manera:

Dislexia atencional

Cuando se presenta una letra aislada, pueden nombrarla normalmente pero, cuando se presenta una letra junto a otras letras, aparecen las dificultades para nombrarla, aunque la letra esté con otro color o sombreada. Lo mismo ocurre con las palabras, si se presentan de forma aislada o dentro de una oración.

Dislexia de inatención

Estos pacientes suelen leer equivocadamente la primera parte de la palabra, “soldado” en lugar de “candado”.

Dislexia de deletreo

Los pacientes que la sufren leen las palabras solo si las deletrean (para si mismos o en voz alta), retrasando la velocidad de lectura. Con frecuencia pueden escribir a un ritmo normal pero cuando se les pide que lean lo que han escrito, entonces aparece el retraso en la velocidad de lectura.

Dislexia profunda

Se caracteriza por los errores semánticos, los pacientes leen semánticamente palabras relacionadas en lugar de la palabra que quieren leer: “feliz” en lugar de “Navidad”. Los sustantivos son las palabras que se leen con menor dificultad mientras que las palabras funcionales y las abstractas o las que no tienen sentido, son las que presentan mayor dificultad. Suele asociarse trastornos de escritura y en la memoria verbal a corto plazo. El disléxico profundo no puede procesar la información a partir del sonido y por lo tanto intenta leer utilizando el significado.

Dislexia fonológica

El único síntoma destacable es la incapacidad para leer en voz alta sonidos que no son palabras, por lo demás la lectura puede ser casi normal. Tienen problemas en la comprensión semántica de la palabra, entienden lo que leen cuando oyen la palabra, al pronunciar las palabras, mediante la vía del sonido.

Dislexia superficial

En este caso no se pueden reconocer las palabras directamente por su significado, pero pueden comprenderlas utilizando las relaciones letra-sonido, es decir solo si la palabra se pronuncia. Si las palabras son regulares se produce una lectura casi normal pero cuando son irregulares o complejas, empiezan los problemas en la lectura, incluso en el deletreo. La dislexia superficial no se desarrolla en aquellos lenguajes  que son totalmente fonéticos, como el italiano, mientras que en los que no lo son, como el francés o el inglés, si es especialmente acusada y los niños tiene mayor dificultad para aprender a leer.

Desde un punto de vista clínico y más enfocado al tratamiento, podemos diferenciar dos tipos de dislexia, aquellas que afectan a la capacidad del sujeto para analizar los rasgos visuales de la palabra escrita (dislexia periférica o dislexia de la forma visual de la palabra), y aquellas que afecta a fases posteriores del proceso lector, asociada con la extracción del sonido o del significado de lo impreso (dislexias centrales).

Las dislexias periféricas

Serían las de tipo fonológico y se caracterizan porque los pacientes pronuncian sobre la base de un conocimiento parcial de las relaciones entre ortografía y sonido. Destacan los puntos siguientes:

  • La interpretación semántica se basa en la pronunciación y no en lo impreso.
  • Frecuente confusión entre los homófonos heterógrafos.
  • Grandes dificultades para leer palabras complejas, agrupaciones consonánticas, dígrafos vocálicos o letras ambiguas cuyo valor fónico depende mucho del contexto grafémico.Estos pacientes pueden leer palabras aisladas y pasajes en prosa de forma fluida, siempre que sean regulares. Las palabras regulares se leen como regulares no familiares aplicando la correspondiente ortografía sonora más común del lenguaje, por lo que tampoco tienen problema con las palabras sin sentido. Este patrón tiene como causa común el uso exclusivo de la ruta no léxica (fonológica) en la lectura, porque la ruta visual está dañada.

Las dislexias centrales

Dependen de operaciones de procesamiento subsiguiente al análisis visual inicial de una palabra impresa y pueden ser tanto superficiales como profundas. Este tipo de dislexia se ha subdividido en diferentes categorías en función del patrón de errores individuales cometidos por el paciente, según se ajusta al modelo de lectura utilizado. Dentro de este grupo podríamos destacan las dislexias fonológicas, en las que a veces no parecen disléxicos si su vocabulario visual es muy amplio. Su trastorno solo es evidente si se les pide que lean no palabras. Las características más sobresalientes son:

  • La lectura de palabras está prácticamente intacta.
  • Tienen una gran dificultad en la lectura de no palabras.
  • Errores visuales.
  • Errores desviativos.
  • Dificultad con las palabras funcionalesEstos pacientes tenían una lesión en las regiones parietoccipital del hemisferio izquierdo, incluyendo el giro angular y con alguna extensión en las estructuras subcorticales.

Análisis de la visión en el diagnóstico de la Dislexia

El estudio de la visión para ayudar en el diagnóstico de la dislexia y en general de los trastornos de la lectura, se polariza en cinco puntos, estudio de la vía parvocelular, estudio de la vía magnocelular, estudio de la visión binocular y la estereopsis, estudio de la visión de los colores y, estudio de las sacadas oculares durante la lectura.

Estudio de la vía parvocelular

Consiste es estudiar la refracción del paciente y su agudeza visual, diferenciando la agudeza visual angular y la morfoscópica, con letras y números, presentados de forma aislada o en grupos de 3 a 7 unidades (respectivamente). La sensibilidad al contraste, con frecuencias altas, medias y bajas, tanto con barras de onda sinusoidal como con estímulos cognitivos significativos (letras, números o dibujos).

Los pacientes disléxicos suelen tener una buena visión parvocelular. Una vez corregidos posibles trastornos refractivos (miopía, hipermetropía o astigmatismo), la agudeza visual es buena, especialmente la angular. En algunos casos pueden aparecer problemas en la visión de las letras o números que se encuentran en la parte media de una línea de varias unidades (visión orfoscópiica). Cuando presentamos esa letra aislada, la ven bien pero, cuando se presenta junto a otras letras, tarda más en contestar o se equivoca con mayor frecuencia.

La sensibilidad al contraste suele ser buena para las frecuencias altas y medias, especialmente cuando se realiza con barras sinusoidales, mostrando un nivel inferior en las frecuencias bajas, especialmente cuando se estudia con letras o números.

Estudio de la vía magnocelular

Consiste en el estudio de la visión dinámica, detección de movimiento, con test específicos que analizan la velocidad de respuesta (tiempo de reacción), ante estímulos que aparecen en distintas posiciones en una pantalla de ordenador, como en la detección de estímulos que se desplazan por la pantalla, de forma, tamaño y velocidades diferentes, como los que realizamos en nuestra Unidad de Neuroestimulación Visual. Un ejemplo lo tenemos en este video, donde se aprecia el movimiento que siguen los ojos y el tiempo de fijación sobre el estímulo.

En los pacientes disléxicos, este tipo de test muestran resultados deficientes, especialmente cuando aumentamos la excentricidad de los estímulos utilizados y la velocidad de movimiento. Uno de los test que permite un estudio rápido, fiable y que se puede aplicar a niños de corta edad, es el estudio campimétrico con estímulos de doble frecuencia. Este tipo de estímulos son independientes al grado de visión del paciente y sólo son detectados por la vía magnocelular. En los pacientes con dislexia aparece alterado en un porcentaje muy elevado. 89%, con un alto grado de sensibilidad y especificidad.

Estudio de la visión binocular y la estereopsis

Es importante comprobar que los pacientes tienen una buena alineación de los ojos una buena fusión y estereopsis. Para su estudio se utiliza desde la cruz de Madox hasta los modernos equipos computarizados que permiten incluso el análisis de la visión binocular y estereoscópica en condiciones dinámicas.
El análisis de la visión binocular y la estereopsis permite diferenciar casos de dislexia de otros tipos de trastornos de lectura. En los casos de estrabismos y ambliopía, hay una clara afectación de la visón en relieve, de la estereopsis, mientras que en la dislexia puede estar afectada pero, los datos publicados señalan un porcentaje que no supera el 20%, siempre que no se asocie la dislexia a un estrabismo o una ambliopía.

En los casos de dislexia que presentan alteraciones en la visión estereoscópica, la mejora de esta consigue una mejora significativa en la lectura, contribuye a que otros tratamientos específicos, obtengan resultados más rápidos y más eficaces.

Estudio de los colores

Se basa en las tablas de Ishihara y test de Fransworth, con sus versiones clásicas o integrados en programas de ordenador que permiten objetivar mejor la forma de realización y el análisis de los resultados.

En los pacientes disléxicos puede darse un cierto trastorno en la detección de los colores pero, es más frecuente en pacientes con alteraciones de lectura sin base neurológica. Lo vemos en pacientes con alteraciones en la retina, en la mácula y suele acompañarse de otros signos como mala visión central, escotomas que aparecen en el campo visual. Es útil para establecer el diagnóstico diferencial.

Estudio de las sacadas oculares

Consiste en analizar la motilidad ocular, estática y dinámica, centrándonos en este caso en la detección de los movimientos oculares durante la lectura. En situación normal se produce unos movimientos de seguimiento en las palabras que denota el nivel de comprensión durante la lectura. Si la percepción visual, la detección de letras y palabras, es paralela a una buena comprensión semántica, los ojos siguen un desplazamiento lineal hacia la derecha (hacia la izquierda en los musulmanes), con sacadas de 7 a 9 letras, equivalente a 2º y con un intervalo entre las sacadas en torno a 225 mseg, aunque puede extenderse hasta 260 mseg si la dificultad del texto es mayor (Rayner y Pollatsek, 1989).

El avance lineal se ve interrumpido periódicamente con una regresión de la mirada hacia atrás, hacia palabras ya vistas, con sacadas entre 9 y 6 caracteres. Este cambio de dirección supone el 10% – 15% de las sacadas y es característico de una lectura fluida y correcta.

Dislexia y lectura

Las flechas muestran el movimiento y dirección de los ojos durante la lectura. Tomado del trabajo original de Rayner y Pollatsek, 1989.

Cuando los cambios en la dirección de los movimientos oculares aumenta o cuando la proporción de movimientos retrógrados es superior al  15%, considerado como normal, puede deberse a una mala comprensión del texto, por su dificultad, o bien porque hay un trastorno en los mecanismos de lectura. En estos casos se produce una lectura más lenta y con menor precisión. En condiciones normales, la velocidad de lectura es de 250 a 300 palabras por minuto (0.2 seg por letra), incrementándose en los disléxicos.

Estos datos tan reveladores se obtuvieron en el laboratorio y el problema que teníamos era cómo trasladar la exploración a la clínica diaria, de una forma sencilla y efectiva. En la mayoría de centros, la exploración dinámica de las sacadas durante la lectura se realiza con la simple inspección de los ojos mientras hacemos leer al paciente y, pese a que nos orienta, no permite objetivar correctamente lo que ocurre en cada caso, por ello han aparecido los sistemas de EyeTracker, los mismos que se utilizan para investigación pero adaptados para su uso clínico. El EyeTracker detectan los movimientos de los ojos durante la lectura, tal como mostramos en este video donde se aprecia el movimiento de los ojos, en azul, y el tiempo de fijación sobre las palabras (punto azul que aumenta de tamaño), gravando todo el proceso y ofreciendo gran cantidad de datos sobre la precisión en la fijación, tiempo de fijación, tiempo de cada sacada y espacio recorrido, dirección de la sacada, etc. Con estos procedimientos se puede detectar una dislexia incipiente, clasificarla según su grado de gravedad y establecer un control evolutivo de las terapias que se apliquen.

Enfoque actual del tratamiento de la Dislexia

Hay que diferenciar entre el tratamiento que se aplicará en las dislexias adquiridas, tras una lesión cerebral que afecte a regiones relacionadas con el habla y la escritura, donde el tratamiento será de carácter específico para mejorar las zonas lesionadas, del tratamiento que aplicaremos en el caso de las dislexia del desarrollo, las que aparecen en la infancia. En este artículo nos centraremos en estas últimas, Es importante saber que si bien el tratamiento será más efectivo cuanto antes se diagnostique la enfermedad, también se pueden tratar personas adultas que presentan trastornos de lectura,

En el momento actual sabemos que hay un alto porcentaje de disléxicos que no son conscientes de ello y que muchas veces se pone de manifiesto en el estudio de alguno de los hijos que presenta la enfermedad, al buscar posibles antecedentes familiares. En estos casos se puede hacer un tratamiento específico que mejore su rendimiento de lectura y comprensión lectora, si existe, incluso en edad adulta.

Centrándonos ya en el tratamiento, el enfoque dual de la lectura, léxico versus no léxico, viene determinado por la localización de las lesiones en el cerebro y ha dado lugar a un análisis de la dislexia en función de su vinculación con dos mecanismos neurofuncionales diferentes que tendrán una gran importancia para establecer la estrategia terapéutica.

La primera linea de interpretación es la propuesta por Galaburda y confirmada por otros investigadores, especialmente los que aportan resultados mediante magnetoencefalografía. Llegan a la conclusión de que los cerebros de niños disléxicos tienen malformaciones como consecuencia de migraciones anormales (ectopias), en áreas vinculadas a los procesos fonológicos. Las áreas corticales más destacadas son: áreas perisilvianas, región prefrontal inferior (región de Broca), región subcentral, opérculo parietal, giro anterior y supramarginal, giro temporal superior posterior y superior (área de Wernicke) y región temporo occipital (áreas visumotoras)

Con esta base conceptual se proponen las terapias de tipo compensatorio, basadas en la intervención estructurada en la que se vinculan los sonidos a las letras y se practica la lectura de textos, destacando los programas: Fast for Word y Aquari-Soft . Los resultados publicados son excelentes, especialmente en las disléxicas de tipo fonológico.

La segunda línea de interpretación propone que en los niños disléxicos hay disfunciones visuales relacionadas con alteraciones en la vía magnocelular, respetando la vía parvocelular (Greiger y Lettvin 1987). Las dos vías neurológicas llevan información desde la retina hasta las áreas occipitales del cerebro, distribuyéndose hacia otras áreas de asociación. La vía parvocelular es la responsable del análisis fino de los detalles de los objetos, mientras que la vía magnocelular, es responsable de la visión dinámica, de la detección del movimiento.

Ya hemos visto cómo se ponen de manifiesto los cambios en la visión que acompañan a los pacientes disléxicos. Son niños que no tienen una lectura fluida, “se superponen las palabras y hay momentos que las ven borrosas”, las sacadas son anómalas, con fijación inestable y continuos cambios de dirección, buscando palabras ya vistas.

Estos hallazgos son importantes porque oftalmólogos y optómetras pueden estudiar la visión, tanto en adultos como en niños de corta edad, donde es especialmente difícil para otros profesionales, como psicólogos y psiquiatras.

Tratamiento cognitivo y visual de la Dislexia

Los datos actuales parecen indicar que, a pesar de que los sujetos con dislexia recluten en menor medida en las regiones témporo-parietales, implicadas en los procesos lectores de manera automática, pueden alcanzar ocasionalmente un adecuado rendimiento lector a expensas de implicar otras áreas cerebrales, como regiones frontales del hemisferio derecho y regiones posteriores parietales y occipitales, relacionadas con la visión, lo cual indica que el abanico de posibilidades o de estrategias terapéuticas, se abre a nuevas alternativas, especialmente las que utilizan métodos de tipo cognitivo y visual.

Dos tipos de estrategias terapéuticas son las que se proponen con mayor fuerza en el momento actual, estrategias top-down, de tipo cognitivo y estrategias bottom-up, de tipo sensoperceptivas (Galaburda, 2006).

Algunos autores destacados, como Máximo Etchepareborda (2002) y Tomá Ortiz (2009), señalan que el tratamiento cognitivo de la dislexia, debería realizarse utilizando una metodología dinámica, como la que conseguimos con programas de ordenador, combinando estas dos estrategias: (1) Estimulación sensoperceptiva (buttom-up) y (2) Estimulación central (top-down).

Programas Bottom-up Sensoperceptivas

Estos programas se basan en el trabajo con múltiples estímulos verbales-visuales que se proyectan en la pantalla del ordenador, utilizando diferentes formas, tamaños y colores, con localización diferente en la pantalla, de tal forma que estimulen la vía visual, con el objetivo de conseguir una mejor precisión y rapidez en la discriminación visual, organización espacial y localización de letras y fonemas en medio de las palabras de dichos estímulos verbales. Se intenta mejorar hacia mecanismos automáticos de lectura.

En este tipo de programas, la velocidad de presentación y las características físicas de los mismos, serán de suma importancia en la rehabilitación de la dislexia y para ello es fundamental el papel que juega el oftalmólogo y optómetras, para analizar el nivel de visión (tanto estática como dinámica) y para ajustar el tipo de estímulos que se utilizaran en los programas de neuroestimulación, así como el reajuste de estos en función del ritmo de mejora.

El Eyetracker es la herramienta más utilizada, tanto para las terapias de percepción como para realizar los ejercicios de lectura, especialmente los que combinan las técnicas de ventana y de mascara. Permite establecer los ejercicios específicos para cada caso y evaluar su mejora, ajustando nuevamente los cambios que permitan una evolución más rápida. Tiene el inconveniente de que requiere una tecnología muy sofisticada, costosa y con un personal muy especializado y desgraciadamente no lo tienen todos los centros que tratan este tipo de patologías. Esperamos que poco a poco los vayan incorporando porque su eficacia es muy elevada, tal como hemos podido comprobar en nuestra Unidad de Neuroestimulacion Visual.

Programas Top down

Se trata de programas que utilizan una gran variedad de estímulos lingüísticos, sintácticos, gramaticales, de contenido verbal, pseudopalabras, etc. La variedad y complejidad semántica, sintáctica y gramatical de estímulos verbales, permitirá una mayor actividad del hemisferio izquierdo, que es hipofuncionante en niños disléxicos.

De nuevo el EyeTracker es muy útil para configurar los test y evaluar la progresión del paciente. En este caso también es importante el papel del oftalmólogo y el optómetra, para ajustar los estímulos visuales con el sonido y el ritmo de lectura. Nuestra experiencia demuestra nuevamente la alta eficacia de estos tratamientos, ya que podemos configurar programas basados en los videojuegos que utilizan los niños, como el que presentamos en aquí, en el que se utiliza una imagen de fondo, coches de formula 1, que actúa de “distractor” y donde se incorporan instrucciones verbales y escritas para que el niño busque un punto que aparece en distintas zonas de la pantalla y que se va moviendo. Con estos ejercicios se busca captar la atención del niño, les gusta realizar los ejercicios porque se divierten, algo fundamental en cualquier tipo de terapia en la infancia. Muchos de los fracasos en ciertos tratamientos se deben a ejercicios aburridos que no motivan para su realización.

Conclusiones

Como conclusiones de este artículo sobre la dislexia y los trastornos de lectura, cabria destacar:

  1. La importancia de un correcto diagnóstico, el diferenciar una verdadera dislexia de un retraso en la maduración del proceso de aprendizaje de la lectura.
  2. La necesidad de que profesores y padres estén atentos para poner de manifiesto un posible trastorno del aprendizaje que afecte a la lecto-escritura.
  3. El papel fundamental que tienen el oftalmólogo y el optómetra, tanto para el diagnóstico , como para el tratamiento, mediante programas de ordenador personalizados que permitan una recuperación más rápida y eficaz, siempre en colaboración con psicólogos y psiquiatras y eso sí, con ejercicios divertidos que motiven para ser realizados. Recordemos que en la mayoría de casos estamos tratando a niños.
Resumen
Dislexia y la neuroestimulación visual
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Dislexia y la neuroestimulación visual
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Dislexia y neuroestimulación visual cada vez están más ligadas para el desarrollo de los niños con problemas de aprendizaje. Nosotros te lo explicamos.
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