La visión se puede definir como un conjunto de habilidades que nos permiten identificar e interpretar lo que vemos. Es el sentido más desarrollado en el ser humano, a través del cual, percibimos la mayor parte de la información de nuestro entorno. Por lo tanto, es lógico pensar que en la práctica de cualquier deporte, el hecho de tener unas buenas habilidades visuales es un factor determinante en el rendimiento general del deportista.

¿Qué es la visión deportiva?
La visión deportiva se encarga de evaluar, preservar y potenciar la función visual con la finalidad de mejorar el rendimiento deportivo.
En la acción deportiva de ver podemos diferenciar tres fases:
Fase 1 – Perceptual: análisis de la situación. Se recoge información del entorno a través de los sentidos. Entre ellos, y muy importante, la visión.
Fase 2 – Toma de decisión: solución mental del problema
Fase 3 – Ejecución: respuesta motora
Atendiendo a estas fases se pone de manifiesto la importancia de tener una visión eficaz, ya que este es el primer escalón para poder realizar una acción motora lo más precisa y adecuada posible.
¿Qué mejora la visión deportiva?
En la práctica deportiva están implicadas varias habilidades visuales. Cada deporte tiene habilidades específicas, pero en general podemos resumir que, en mayor o menor grado, las principales habilidades son:
- Agudeza visual estática
- Agudeza visual dinámica
- Motilidad ocular (coordinación espontánea de los ojos para fijarse en un objeto)
- Campo visual (visión periférica)
- Visión binocular
- Estereopsis (visión en profundidad)
- Acomodación (enfoque)
- Sensibilidad visual al contraste
- Coordinación ojo-músculo
- Tiempo de reacción
- Visualización
Tratamientos para la visión y el deporte
Estas habilidades visuales se pueden entrenar con programas personalizados de Terapia Visual. En estos programas se realiza una evaluación inicial del paciente, teniendo en cuenta la especialidad deportiva. Tras los resultados obtenidos, se plantea un programa personalizado y monitorizado con el objetivo de mejorar el rendimiento global del deportista, actuando sobre las habilidades que le conviene más mejorar o reforzar.
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