Otoño: las hojas, el polvo, viento… Todos estos factores naturales influyen en la aparición del síndrome del Ojo Seco. En estas fechas, igualmente, nuestro cuerpo está expuesto a unas condiciones que ayudan al desarrollo del síndrome. Recomendaciones y consejos.
El síndrome del Ojo Seco muchas veces viene producido por factores externos, como un ambiente seco y caluroso u, otras veces, por factores propios del ser humano, como el estrés. Si se dan ambos factores estamos frente una situación de riesgo a la hora de que aparezca este problema.
Así, hay que estar vigilante en situaciones habituales del otoño, con viento o ambientes cerrados, ya que puedan irritar o favorecer la sequedad en el ojo. Además, no todo es culpa de factores climáticos externos, en otoño también empezamos a cerrar las corrientes de aire naturales y a usar estufas y artefactos de aire que favorecen estas condiciones adversas a los ojos.
Asimismo, a menudo en otoño estamos sometidos a un mayor estrés: hemos salido del periodo vacacional y se trata de una época asociada al trabajo y a la vuelta al colegio. La incorporación a nuestro día a día profesional o escolar supone la obligación de mirar fijamente un punto y, en muchos casos, nos expone al brillo de las pantallas digitales.

