Pinguécula
La pinguécula es una protuberancia benigna que crece en la conjuntiva (membrana que recubre la esclerótica – parte blanca del ojo) y se desplaza hacia la córnea, generalmente en forma de triángulo. La pinguécula tiene un color amarillento o blanquecino y generalmente aparece en la parte del ojo más cercano a la nariz, aunque también puede aparecer en la parte externa del ojo.
La inflamación de la pinguécula es una pingueculitis y sus factores de riesgo son la exposición al sol, el viento o los ambientes muy secos.
Pinguécula
La pinguécula es una protuberancia benigna que crece en la conjuntiva (membrana que recubre la esclerótica – parte blanca del ojo) y se desplaza hacia la córnea, generalmente en forma de triángulo. La pinguécula tiene un color amarillento o blanquecino y generalmente aparece en la parte del ojo más cercano a la nariz, aunque también puede aparecer en la parte externa del ojo.
La inflamación de la pinguécula es una pingueculitis y sus factores de riesgo son la exposición al sol, el viento o los ambientes muy secos.
¿Qué es la pinguécula?
La pinguécula es una protuberancia compuesta por grasas y proteínas que se forma en la conjuntiva, el tejido transparente que recubre toda la parte blanca del ojo. Esta protuberancia aparece de forma inesperada y es considerada una afección benigna que no representa ningún peligro para la salud visual. Las personas mayores de 50 años y los ancianos tienen mayor riesgo de sufrir pinguécula.
Por el lugar donde se forma, la pinguécula puede observarse a simple vista y luce como una especie de masa amarilla de forma triangular. Aunque la pinguécula puede crecer en cualquier parte del ojo, es común hallarla en la parte de la conjuntiva que está más cerca de la córnea y, por ende, más cerca de la nariz. Se puede presentar una o más pinguéculas a la vez y solo un especialista en oftalmología es capaz de diagnosticar esta condición y diferenciarla de otras lesiones.
Pinguécula en niños
La pinguécula es una condición muy poco común en niños, ya que suele afectar más a personas a partir de los 50 años de edad con tejido ocular desgastado.
Ante la sospecha de que un niño tenga una pinguécula es indispensable acudir al oftalmólogo para comprobar que se trata de una protuberancia benigna y no de otra lesión ocular.
Si la pinguécula interfiere con el uso de gafas o lentillas debe considerarse su extirpación para garantizar la buena salud visual del niño o niña.

Causas de la pinguécula
En la actualidad no se conoce la causa específica que da lugar a la formación de la pinguécula; de hecho, los especialistas médicos coinciden que diversos factores pueden desencadenar esta condición. Entre las causas más comunes asociadas a la formación de la pinguécula resaltan:
- El exceso de exposición a la luz solar.
- Ácaros del polvo.
- Partículas tóxicas presentes en el viento.
- Cualquier otro microorganismo presente en el medio ambiente.
También se piensa que la pinguécula puede ocurrir debido a cambios que se presentan en el tejido de la conjuntiva con el paso de los años y por causa del envejecimiento. Asimismo, el síndrome del ojo seco es otra de las causas que se asocia a la formación de este tipo de protuberancias benignas, ya que la sequedad ocular o la falta de lágrimas puede provocar cambios en el tejido ocular.
Para evitar la penetración de partículas dentro del globo ocular y proteger la salud visual del daño causado por los rayos solares es vital el uso de gafas de sol durante todas las temporadas del año. Invertir en unas gafas con lentes de calidad y de protección visual es invertir en salud ocular. El uso de lágrimas artificiales también es de gran ayuda para evitar irritaciones oculares que puedan afectar la conjuntiva.
Síntomas de la pinguécula
Al inicio de su formación, la pinguécula no causa ningún tipo de molestias; sin embargo, con el paso del tiempo, esta condición puede ser molesta y llegar a causar los siguientes síntomas:
- Irritación y sequedad ocular que puede llegar a ser constante.
- Algunas personas presentan aspereza en el ojo o la sensación de tener un cuerpo extraño que interfiere en el campo visual.
- El enrojecimiento del ojo es uno de los síntomas de la pinguécula más comunes. El iris, la córnea y la pupila son las partes del ojo que más se ven afectadas por el enrojecimiento.
- La aparición de una pinguécula causa inflamación ocular, este es quizá el síntoma más común de esta protuberancia ocular benigna.
Tratamiento de la pinguécula
La pinguécula, por ser una afección benigna, no requiere tratamiento en la mayoría de los casos, incluso algunas veces el paciente solo manifiesta una leve mancha en lugar de una protuberancia.
Sin embargo, cuando la pinguécula crece demasiado o causa síntomas muy molestos que interfieren en la calidad de vida de la persona, es posible que el oftalmólogo evalúe la opción de realizar una cirugía para eliminar la pinguécula.
Las opciones de tratamiento de la pinguécula más comunes son:
Uso de ungüentos o colirios
El uso de ungüentos y colirios es muy utilizado para aliviar el enrojecimiento y la irritación del ojo causado por la pinguécula.

A pesar de que estos productos son de venta libre y se pueden conseguir en cualquier farmacia, es vital que el medicamento a utilizar sea recetado por un oftalmólogo, ya que no todos estos remedios tienen el mismo mecanismo de acción.
Cirugía para la pinguécula
Dependiendo del aspecto de la pinguécula y su tamaño es posible que el oftalmólogo decida que el mejor tratamiento de la pinguécula sea su extirpación mediante cirugía.
Existen tres casos en que siempre se recomienda eliminar la pinguécula mediante cirugía y estos son los siguientes:
- Cuando la protuberancia está creciendo sobre la córnea y está afectando la correcta visión del paciente.
- Cuando la pinguécula representa una molestia en el momento de colocar lentillas o utilizar gafas.
- Cuando la inflamación es severa y las molestias no responden al tratamiento con colirios o ungüentos.
El tratamiento para la pinguécula no garantiza su cura definitiva, ya que esta lesión puede volver a aparecer después de ser tratada con colirios, ungüentos o cirugía. Este factor debe tenerse muy en cuenta al momento de decidir si someterse o no a una intervención quirúrgica para extirpar la protuberancia.

